abril 23, 2008

American Bad Guy: Mr. Tom Ford.





“Wow!” es la expresión que me sale de la boca cada vez que alguna campaña publicitaria hecha por el diseñador Tom Ford alcanza mi retina. Y es que el ex director creativo de Gucci e YSL es un provocador empedernido. Hace ya casi un año Ford lanzó su propia marca, que lleva su nombre, y desde el primer momento bombardeó el mundo con publicidades de alto voltaje: imágenes que bordean el erotismo y el mundo chic que propone el tejano.

Desde el modelo masculino totalmente desnudo en el anuncio del perfume “M7” para YSL pasando por las imágenes de un pubis femenino depilado con la forma de la “G” de la casa italiana Gucci, Ford volvió a sumar nuevamente sus ideas calientes con mucha piel desnuda y armó para su marca varios anuncios “no aptos para todo público”.

Las primeras publicidades fueron para dar a conocer su colección primavera/verano 2008. Para ello, Tom contrató como modelo de su línea de gafas masculinas a Jon Kortajarena. En la imagen el español sale acostado en el piso con la boca abierta mientras el pie de una señorita le abre la boca y desde arriba le tira champaña en forma de cascada. Ah… me olvidaba, Jon luce unos sunglasses de la marca.

Otro punto alto consiguió con las publicidades del lanzamiento de su primer perfume para su propia marca, Black Orchid. Éstas dejan ver la fragancia colocada entre las piernas de una depiladísima mujer y otra sobre el trasero de un hombre.

El último escándalo lo consiguió en Italia, donde las imágenes de su línea Tom Ford Sunglasses han sido censuradas y retiradas de tres publicaciones por el Instituto Italiano de Publicidad (IAA) por considerarlas “vulgares y sexualmente explícitas”. La imagen cuenta con la cara de una hermosa mujer de perfecta dentadura y labios color rouge mordiendo el dedo de un hombre, obviamente luciendo gafas de Ford.

Sensuales, pornográficas y eróticas, las ideas publicitarias de Tom Ford venden -más que un producto- una situación, que es hoy en día lo que está de moda en materia de publicidad. Para nada errado parece estar, pues cada controversia causada por sus fetichistas campañas genera un marketing de lujo cargado de adrenalina y asombros. A acostumbrarse, pues este chico malo, aparentemente, no piensa dejar de cometer travesuras.

Por Christian Abellán

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